JOSÉ CAMPANA

El amigo Díaz Cumbreño
en casarse pone empeño.

Aunque el desprecio sufrió,
de una bella señorita,
a otra que le gustó
la requiebra y solicita.

Acepta la señorita,
porque Joselito gusta
y a José no le disgusta,
porque la dama es bonita.

Y Joselito le dice:
Te quiero con frenesí,
si tú me quieres a mi,
podíamos ser muy felices

Yo sería para ti,
y te querré hasta la muerte.
¡Ay! ... si tuviera suerte
de que fueras para mi.

Trabajaría con afán
para tenerte asistida,
alegre y divertida,
y no te faltará el pan.

Aunque te parezca guasa,
yo no tengo capital,
pero te ofrezco una casa
en la calle el Arrabal.

Te entregaré “to” el dinero
de “to” cuanto bicho venda,
mi sueldo de camarero
y la suerte la Contienda.

Te prometo ser ameno,
honrado y trabajador,
sumiso, obediente, bueno
y constante en el amor.

No seré trasnochador
borracho ni mujeriego
¡Que me muera si te pego
o te falto en el amor...!

Mi cariño ha de ser fiel,
sincero y sin egoísmo.
¡Pero por Dios!... ¡Isabel!
Que el tuyo sea lo mismo.

Por eso te digo ahora
que me quieras de verdad
y no me vaya a pasar
como con la Bailaora.

Que me prometió cariño,
cariño le prometí,
luego se burló de mi
como se burlan de un niño.

¡Ay! ... Pepe, lo que te quiero.
Dijo la otra noche aquí,
y al día siguiente la vi
y llevaba compañero,
y sin mirar para mi.

es que en cuestión de querer
nadie debe de fiarse
de palabra de mujer
mientras no llegue a casarse

Con que... piénsalo, Isabel,
que si me quieres a mi
con un amor puro y fiel
yo me derrito por ti

Encinasola 16 agosto 1960