ENCUENTRO DE DOS AMIGOS
¿Cómo te va amigo Félix?
Yo, bien y ¿Tú Celestino?
No me ves bebiendo vino.
Con los amigos estoy.
¡Cómo varían los tiempos!
Yo estaba en Valdelosajos,
con los guarros, de porquero,
y a pesar de los trabajos
no se ganaba dinero
ni “pa” cantar unos tientos.
Igual te pasaba a ti,
tú eras pescador de caña,
pescabas en la rivera,
yo en la Legión Extranjera
defendiendo nuestra España.
Yo te veía venir
y sujetaba a los guarros
para pedirte un cigarro,
y tú me lo pedías a mi.
Qué angustiosa situación
la que entonces atravesamos.
Tu te fuiste como un gamo
a vivir a otra nación.
Yo vendiendo la castaña,
la castaña de la sierra,
y no se hacía una perra
para vivir en España.
Luego aprendí el portugués
y en la puerta de Teresa
más de una vez lo hablé
“pa” que abriera por sorpresa
y vender el cacagüe.
Hubo entonces un cliente,
de profesión forestal,
me dejó más capital
que tiene un terrateniente
En casa la Pajarita
o en casa de Rafaela
¿Cuánto lleva en la cestita?
¡Tonto! ... Ahí va la tela.
Pero llegó ya un momento
que se acabó la paciencia.
Tu te fuiste a Alemania
y yo me quedé en Hispania
y fui en busca de la ciencia.
Pasé reconocimiento
en la hermosa capital
y oí decir un momento
éste es inútil total,
ascendiéndome a Sargento
Ya quedó atrás el Chorrero,
las penas y el trabajo,
y también Valdelosajos,
y hoy nos sobra el dinero.
Y también acabó el hambre,
la escasez y los apuros,
el tocino de fiambre
y el coscorrón de pan duro.
Hoy estamos los dos bien,
pues disponemos de duros,
tú fumas tus buenos puros
y yo tabaco fetén.
Aprieta esa mano fuerte
de este amigo, Celestino,
que nos proteja la suerte.
Venga otra copa de vino.
¿Cómo te va amigo Félix?
Yo, bien y ¿Tú Celestino?
No me ves bebiendo vino.
Con los amigos estoy.
¡Cómo varían los tiempos!
Yo estaba en Valdelosajos,
con los guarros, de porquero,
y a pesar de los trabajos
no se ganaba dinero
ni “pa” cantar unos tientos.
Igual te pasaba a ti,
tú eras pescador de caña,
pescabas en la rivera,
yo en la Legión Extranjera
defendiendo nuestra España.
Yo te veía venir
y sujetaba a los guarros
para pedirte un cigarro,
y tú me lo pedías a mi.
Qué angustiosa situación
la que entonces atravesamos.
Tu te fuiste como un gamo
a vivir a otra nación.
Yo vendiendo la castaña,
la castaña de la sierra,
y no se hacía una perra
para vivir en España.
Luego aprendí el portugués
y en la puerta de Teresa
más de una vez lo hablé
“pa” que abriera por sorpresa
y vender el cacagüe.
Hubo entonces un cliente,
de profesión forestal,
me dejó más capital
que tiene un terrateniente
En casa la Pajarita
o en casa de Rafaela
¿Cuánto lleva en la cestita?
¡Tonto! ... Ahí va la tela.
Pero llegó ya un momento
que se acabó la paciencia.
Tu te fuiste a Alemania
y yo me quedé en Hispania
y fui en busca de la ciencia.
Pasé reconocimiento
en la hermosa capital
y oí decir un momento
éste es inútil total,
ascendiéndome a Sargento
Ya quedó atrás el Chorrero,
las penas y el trabajo,
y también Valdelosajos,
y hoy nos sobra el dinero.
Y también acabó el hambre,
la escasez y los apuros,
el tocino de fiambre
y el coscorrón de pan duro.
Hoy estamos los dos bien,
pues disponemos de duros,
tú fumas tus buenos puros
y yo tabaco fetén.
Aprieta esa mano fuerte
de este amigo, Celestino,
que nos proteja la suerte.
Venga otra copa de vino.
Encinasola 5 febrero 1975
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