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A CLAUDIO DOMÍNGUEZ

A mi buen amigo Claudio Domínguez, con verdadero afecto.

Mi muy estimado amigo,
perdona si no escribí
con mucha puntualidad
y lo hago en Navidad.
los versos que te prometí,

Unas veces por pereza,
otras la musa no vino
y otras despachando vino
se distrajo la cabeza.

Pero ha llegado el día
de cumplir lo prometido
y verás que no es olvido
lo de hacerte la poesía.

¿Tienes dinero, José?
¡Claudio, parece mentira!
o no me quiere creer
o tu cabeza delira.

No tengo ni una mota:
¿Te diste del burro
que me dio Francisco, Curro,
con cuatro de rey sota?

El que me dio Barriobero
con cuatro de as blanquillo.
Me han dejado sin dinero,
y no tengo ni un pitillo.

Vámonos para el correo,
a ver si llega la paga,
si no,… no sé lo que haga,
tirarme al pozo El Recreo
o al otro del Manaero.

No soy “pa” estar sin dinero
ni sirvo “pa” la pobreza.
Yo te digo la verdad,
me quito mejor la vida
que no jugar una partida
bajo una buena amistad

El que así hablaba un día
al siguiente por la noche
en el bar hizo un derroche
de pura filosofía

Hizo una disertación
tan lógica y elocuente
que ni el propio Marañón
la dice tan de repente.

Cual no sería la elocuencia
con qué lógica y sentido,
que yo en mi vida he oído
una mejor conferencia.

El tema a desarrollar,
el tema de la persona
que aquí como en Barcelona
nadie lo puede cambiar.

Oyendo la conferencia
la gente perpleja y muda
a mí me cupo la duda
si sería un hombre de ciencia.

Hubo algunos momentos
que a mí me cupo la duda
de si sería mi sobrino,
por las palabras sesudas,
o era el de Arroyo Molino
con muchos más conocimientos.

“Decía”

Nace el hombre y al nacer
lleva consigo su sino,
lo que en el mundo ha de ser,
ya se lo marca el destino
sin que lo pueda torcer.

Aunque sea débil o fuerte,
discreto, tonto o listo,
se ha de entregar, por lo visto,
a lo que quiera la suerte.

Y si no tiene dinero,
aunque sea un gran talento,
no lo mira el tabernero,
el sastre o el zapatero.

Todo lo demás es cuento.
Tanto tienes, tanto vales.
Dice un refrán verdadero,
y si no tienes dinero
no dan por ti dos reales.

Ponía comparaciones
como ponía ejemplos.
todos “cargaos” de razones
y verdades como templos.

El practicante lloraba,
D. Urbano emocionado
y yo, absorto, le escuchaba.
Benito extrañado estaba
de lo que desarrollaba.

Pedro se volvió la gorra
con la visera hacia atrás,
y yo le oí exclamar
¡Y que esté en esta mazmorra!

Fue pura filosofía
todo lo que habó José
y mejor no lo diría
el propio Ortega y Gaset.

Ahora se encuentra empleado
en esas plazas de abastos,
con cajas y con canastos
vendiendo a Rufo el pescado.

Pero sigue sin dinero,
y aunque te cause sorpresa,
tiene hecha una promesa
de no jugar hasta enero.

Siempre pensé en escribirte
cuando pasara la feria,
porque pensaba decirte
que estuvo bastante seria

Hubo restricción de luz,
muy buena temperatura,
pero imagínate tú
¿Quién iba a salir a oscura
al baile de la Salud?

Hubo puestos de turrón,
y si me es fiel la memoria,
no vino la zanahoria
ni el del tiro del pichón.

De navajas hubo un puesto,
que hace tiempo no venía,
vendiendo la mercancía.

Os digo que no por esto
hubo riñas ni porfías.
Surge pronto el fogonazo
de la foto de Pimiento:
“Sonría por un momento”.
Le dice al del niño en brazos.

Hace fotos a granel,
pues en estos días de feria
se retrata la Quiteria,
la Facunda y la Emeteria,
la Juana y José Manuel.

Tu suegro se retrató
con su nuera y la Marciala.
La foto salió tan mala
que ni él se reconoció.

Con que ahí tenéis reseñada,
sin detalles ni facetas,
por este humilde poeta
lo de la feria pasada.

Sigue el casino aburrido,
sólo se juega al julepe,
se juntan cuatro con Pepe
y no se ve en el tapete
ni la vira que ha salido.

Estarás más enterado,
lo saben en todas partes,
que a Madrid se ha desplazado
una agrupación de arte.

Como artista va “Saetín”,
mago del acordeón,
esta noche pone fin
con su última función.

Deja alto el pabellón
de esta tu tierra nativa,
pues en toda la nación
triunfó el acordeón.

¡Viva. Encinasola! ¡Viva!
Aunque lo tomes a chanza,
como único bagaje
el tradicional forraje,
premio primero en la danza

Estamos de enhorabuena
los hijos de Encinasola
si ahora por carambola
toca el gordo en Nochebuena.

Se acaban todas las penas
y se terminan las colas.

Ya esta carta termino,
pues tengo que despachar
lo mismo el vaso de vino
que la copa de coñac.

Recibe un fuerte abrazo
de este modesto poeta,
que escribe con embarazo
y no vale una peseta.

Tú, en tus tierras Cacereñas,
tranquilo y con dinero,
persiguiendo al bandolero

oculto de peña en peña.