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LA ESPERA DE LOS JERINGOS

Si tú quieres comer churros
tienes que ponerte en cola
y espera a la Bartola,
a Juan Andrés y al tío Curro.

Todo el que llega trae prisa.
La Pepa y la Macedonia,
se pone negra la Antonia
y hay quien se muere de risa.

Todas tienen que alegar
y ponen varios motivos:
Unos que van a ordeñar
la aceituna del olivo.

“Dejé el café en la candela”,
dice una recién llegada,
y “yo dejé despeinada
a mi hija, que va a la escuela”.

Se suscitan discusiones
de a quién le toca primero.
Ni marochos ni forasteros,
nadie se aviene a razones.

Y cuando te va tocando
hay un revuelo ¿qué pasa?
Que se terminó la masa.
Y has de seguir esperando.

Pronto Laureano sale,
poco menos que corriendo,
derecho a los Arrabales
y el anafe sigue ardiendo.

Todas las que va llegando
se ponen torno a la mesa,
las despachan por sorpresa,
y el poeta protestando.

Y cuando te va a tocar,
y alegre exclamas: ¡Al fin!
De pronto cae el aserrín
y otra vez has de esperar.