A LA MUERTE
O fue por saciar el hambre
o por excesivo vino,
casi soy un fiambre
antes de ver al sobrino.
Bañome frío sudor
y sentí una angustia extraña
y vi a mí alrededor
a la tía de la guadaña.
Tuve un sopor delicioso,
de innegable bienestar,
y un estado fatigoso
y hasta tuve que arrojar
Gracias a la sal de fruta,
que no es la panacea,
pero cura sin disputa
a Eutitiano y a Matea
Muchas gracias, compañeros,
los que a casa me llevaron,
que no me abandonaron
paisanos ni forasteros.
Encinasola 31 octubre 1956
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