A LA MUERTE DE UN PERDIGÓN
A la muerte de un perdigón reclamo de Urbano Cortegano, que se llamó en vida Fígaro.
Se cumple el aniversario
de tu prematura muerte
y el poeta Candelario,
que tuvo la dicha y suerte
de oírte cantar y verte,
como si fuera un sudario
tapando tu cuerpo inerte,
lleno de melancolía,
condolido por tu muerte,
te dedica esta elegía.
En tu vida de cantor,
como lo fue Miguel Fleta,
no hubo reclamo mejor
ni de mayores facetas.
Diplomático y cortés
eras en el recibir
con el que iba a morir
humillándose a tus pies.
Larra, notable cantor,
nuestro dolor es profundo,
no hubo pájaro en el mundo
más bonito ni mejor
Como los grandes artistas,
tú fuiste muy sentido,
no pasarás al olvido
mientras la afición exista.
Miro tu jaula vacía,
me invade gran sentimiento
y quisiera de momento
llevarte a espaldas mías.
Te quisieron comparar,
los que abusaron del trago,
con el que fue tu rival,
el insigne “Jaramago”.
Odiosa comparación,
puesto que fuiste el amo,
no hubo otro en la nación
de “cuchicheo” ni reclamo.
Tú llegaste a la meta
en cantar y recibir.
Tu amo llegó a pedir
dos mil quinientas pesetas
y casi las dan por ti.
Prueba más que suficiente
de que fuiste el mejor,
no solo por el valor
ni por bonito y valiente,
por ser el mejor cantor
que cazaron los vivientes
¡Fígaro!... Gran reclamo,
pasaste a mejor vida,
toda la afición reunida
te sentimos, te lloramos.
Por los ratos que gocé,
en inolvidables días,
cuando al campo te saqué,
te dedico esta elegía
y nunca te olvidaré.
21 octubre 1955
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