CARTA A MI ESPOSA E HIJAS

Queridas esposa e hijas:
que mi carta no os aflija,
soy incapaz de mentiros
y os tengo que decir
que casi llego a morir
antes de ver el Retiro
Me dio un pequeño colapso
por la estación de Algodor,
la descripción no hace caso,
después me puse mejor.
Me han tomado la tensión,
la tengo que corregir.
Marcha bien el corazón
y soy propenso a morir,
dice el doctor Marañón
Pero sería una pena
que firmaran mi defunción
en un día de verbena,
de desfile y procesión.
Ha habido fuertes tormentas,
la lluvia fue torrencial,
y la Plaza de las Ventas
se convirtió en barrizal.
Se suspendió la primera,
no pudieron torear
por orden presidencial
de acuerdo con la torera.
A Eutiquiano no lo vi,
porque no estaba en el taller.
Hoy seguro estará allí,
porque me invitó a comer.
Decidle a la Angelita
que ya le haré las gestiones
de gallos y gallinetas,
de pollos e incubaciones.
Ahora me trae algo inquieto,
lo pienso a cada rato.
¿Cómo salió aquel soneto
que dejé para el teatro?
Me diréis quién lo leyó,
si le dio vida en escena,
si estuvo la cosa buena
y el público lo aplaudió.
Y ya esta carta termino,
porque estoy citado en Flor
y es algo largo el camino
hasta la Puerta del Sol.
Espero contestación.
Para orientar al cartero,
y no haya confusión,
al diecisiete tercero
de la calle del Limón,
donde vuestra carta espero.
Recibid besos y abrazos
de vuestro padre y esposo
desde la villa del oso,
donde está dando bandazos,
sin descanso ni reposo.

Madrid 16 mayo 1954