LAMENTACIONES DE UNA VIEJA

Esta poesía me la inspiró mi buen amigo don José Orúe Guzmán, gran aficionado a llamar a los hijos de este pueblo por sus graciosos y variados motes o sobrenombres.

Yo las calles recorría
de esta simpática villa,
recogiendo las colillas
antes de venir el día.

Bajo la luz del farol,
al cantar las golondrinas,
buscaba por las esquinas
de Benito y Ascensión.

El negocio prometía,
buscando en calles y plazas
conseguí fuese mi casa
la gran expendeduría.

Yo vi en los arrabales,
en interminables colas,
todas las clases sociales
del pueblo de Encinasola.

Formaron los Barajolas,
delante de los Dormíos.
Barriganegras y Píos
se disputaban la cola.

Cachos, Zaleguas, Botones,
Peralos y Motilines.
Mantalargas, Mazarrones,
Argollitas y Crispines.

Carapiojos, Garines,
Cristos y Capamelones.
Barrenos y Balanzones,
Mamertus y Jabalines.

Mochilas y Talancones,
Vilorios y Periquines,
los Pavos y Chicharrones,
Conejos y Arrabacines.

Los más ilustres barones,
descendientes de Aragón,
formaron junto a Tallones
en correcta formación.

Seguidos de los Pipitos,
los Vientos y Joselones,
los Chicotes y Gatitos,
Moñiques y Perdigones.

Corrales y Calentitos,
Turruneros y Canchuelas,
Guisaos y Pichurritos,
con Dodel y Castañuelas.

Juniarios y Chivitos,
Anianos y Carlotos.
Los Pingos y Pajaritos,
con Pizarros y Marotos.

Los Conejos, Los Pecitos,
con los Tortas y Cirilos.
Aguasantas y Lenitos,
con Godines y Sutilos.

De La calle del Patrás,
en confuso torbellino,
corrían los Torreninos
presurosos a formar.

Detrás venían Macabeos
Guitarras y Pocarropas,
los Bubuses y los Feos
con los Fauleros y Sopas.

Los Monteros y Chiquitos,
Trespechos y Costureros.
Los Dorados y Monjitos,
Pisapies y Pregoneros.

Y la fila se aumentaba
con Cañetes y Susanos.
Falto de aliento llegaba,
pidiendo tabaco habano,
el vecino Borzolano.

Añilero, Mediopanes,
Culoperros y Frailitos,
los Piedritas y Sultanes,
Polonios y Menuitos.

Forrollos y Gugorolles,
los Tetillos y Cuquitos.
Los Mermejas y Millones,
Flor de España y Canitos.

Ganguiñas y Bartasales,
Chatolucas y Miguelos,
Tragahostias y Basales,
con Verduras y Juanelos.

Los Gateras y Parraos,
los Rufos y Juanjominos,
Panduros y Regalaos,
con Carduzas y Pepinos.

Y ya el poeta cansado
de tanto rebuscar motes
le duele hasta… el cogote
y con la pluma ha tirado.

Y creo que ya está bueno
y hemos puesto en exceso,
nos quedan los Cagajenos
Cagajones y Princesos.

Sólo me resta decir
que si alguno se ha ofendido
no me eche la culpa a mí,
que mil perdones le pido,
por el mote o apellido.

Pues, según dice la vieja,
fue aquello lo nunca visto.
Formaron los Gallillejas,
los Paletos y los Cristos
sin una maldita queja.

Ya he perdido la paciencia.
¡Está la cosa tan mala!
Pues no fuma ni la ciencia
y ya no tiene existencias
la pobre de tía Perala.